EEUU restringe ingreso de insumos críticos para autos eléctricos y abre oportunidades al litio de Chile
El paquete de normas busca reducir la huella de carbono y mayor seguridad en insumos críticos como cobalto, litio, níquel y grafito.
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Estados Unidos acaba de aprobar una serie de leyes para que los fabricantes de vehículos eléctricos deban abastecerse, a partir de 2023, de al menos dos quintas partes de los materiales para las baterías de sus automóviles en su propio país, usar insumos reciclados o adquirirlos de naciones con las que tengan tratados de libre comercio, como Canadá, Chile y Australia.
Este requisito forma parte de un amplio proyecto de ley que incluye políticas sobre el clima y la energía limpia y normas sobre los materiales para las baterías de los vehículos eléctricos, como el cobalto, el litio, el níquel y el grafito.
Las directrices excluyen a Indonesia y Argentina, dos proveedores de metales clave -níquel y litio, respectivamente- y aumentan el objetivo de abastecimiento de materiales al 80% para 2026. Los fabricantes de automóviles habían presionado al Congreso para que ampliara el número de países proveedores, pero tal disposición no prosperó.
La normativa fue acogida favorablemente por algunas empresas mineras con intereses en Chile. Antofagasta Minerals, del grupo Luksic, tiene su proyecto Twin Metals en Minnesota, el que fue cancelado en enero de este año, aunque la compañía apeló esta semana a la justicia federal intentando revertir la situación. “La opinión de que hay que abastecerse en el país (...) empezará a prevalecer y a ser más significativa”, señaló a Reuters el presidente ejecutivo de Antofagasta, Iván Arriagada. El ejecutivo explicó que la determinación del Congreso norteamericano se basa en consideraciones de seguridad nacional, en los desafíos que plantea la transición energética y no hay manera de que el mundo llegue a la neutralidad del carbono para el 2050 a menos que haya más materias primas.
A su turno, el principal productor de litio, Albemarle Corp. -que extrae este mineral estratégico en el Salar de Atacama, en Chile- pretende construir una planta de procesamiento en el sureste de Estados Unidos a finales de esta década. La compañía planteó que el proyecto de ley es un “paso positivo” para atraer inversiones para una cadena de suministro nacional.
“Las condiciones y el calendario del crédito para los vehículos eléctricos son un reto, ya que la industria de las baterías opera en gran medida en Asia y la cadena de suministro nacional está en fase de desarrollo”, señaló un portavoz de Albemarle a Reuters.
“Sin duda que es una gran oportunidad para Chile y una demostración de que los tratados de libre comercio sí importan y sí redundan en ventajas y oportunidades de negocios e inversión”, señaló Diego Hernández.
Los TLC sí importan
Esta noticia ha tenido un singular eco en Chile, en especial cuando el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada, ha sido cuestionado por su gestión.
“Sin duda que es una gran oportunidad para Chile y una demostración de que los tratados comerciales sí importan y sí redundan en ventajas y oportunidades de negocios e inversión”, señaló Diego Hernández, presidente de la Sociedad Nacional de Minería.
El dirigente empresarial explicó que la estrategia de asegurar insumos críticos con el abastecimiento interno o con países aliados comerciales se explica tanto por la inseguridad logística que quedó en evidencia durante la pandemia con la crisis de los contendedores como por configuración de un nuevo orden mundial con una mayor tensión política con China y Rusia.
En Estados Unidos se encuentran algunos de los mayores fabricantes de automóviles del mundo, como Ford Motor y General Motors, así como proveedores de piezas de automóviles, pero la capacidad de fabricación y refinado para baterías es limitada. Las empresas están presionadas para reducir su huella de carbono, pero las complejas cadenas de suministro de baterías requieren que los materiales atraviesen varios continentes en diferentes etapas de procesamiento antes de que una batería llegue a destino.
Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de Plusmining, explicó que esta normativa “va a tener un efecto de desvío de flujos de comercio y países como Australia y Chile pueden beneficiarse si logran reemplazar el abastecimiento de países que no van a poder superar las barreras que impone esta ley”.
Eso ocurre, por ejemplo, con Argentina, que está desarrollando rápidamente su industria del litio pero no tiene una red de tratados de libre comercio tan extensa como Chile.
Guajardo hizo ver que, además, “hay que considerar que esta norma es parte de un paquete donde se van a generar estímulos para, por ejemplo, el desarrollo de la electromovilidad, y con ello el consumo de minerales críticos va a crecer más rápido”.
“No hay duda que estamos en una era de fuertes cambios de todo tipo”, concluyó el director de Plusmining.
Aunque el interés estratégico de Washington es asegurar el abastecimiento desde Estados Unidos, los nuevos proyectos mineros norteamericanos se han enfrentado a una fuerte oposición por parte de las comunidades locales y los ecologistas, señalan distintos expertos.
Aún así, Rio Tinto, que tiene operaciones de refinado y fundición en Utah y Canadá, dijo que “acogía con satisfacción las disposiciones sobre extracción y procesamiento nacionales” y que estaba trabajando con clientes del sector del automóvil.